Llevar la Palabra es proclamarla, darla conocer cuando nos corresponda hacerlo, pero también dejarnos penetrar por ella para vivirla. Recordemos que frecuentar la Sagrada Escritura por parte de los fieles cristianos, tenía sus serias reservas en las autoridades eclesiásticas. El P. Querbes, con el ejercicio de la “Leyenda”, insistió en que sus religiosos se familiarizaran con los textos sagrados.
Es este un medio especial por el que Dios nos habla. Es necesario, decía, “escuchar esta voz divina con humildad y sencillez”. Incluso hasta propone como un método de lectura, “leer poco a poco, con pausas para darnos tiempo a pensar y a replegarnos sobre nosotros mismos; leer de seguido, sin dejar fácilmente un tema para entenderlo bien y empalmarlo con las santas máximas, que hay que grabarlas con caracteres indelebles en el fondo de nuestro corazón”.