LA CUARENTENA, PRUEBA Y OPORTUNIDAD
Probablemente el año 2020 pasará a la Historia como el año de la «crisis del coronavirus»,que trajo, entre otras cosas, una cuarentena que mantuvo a la población española confinada en sus casas unos dos meses.
Esto de cuarentena tiene claras referencias bíblicas:
+ El Diluvio universal, del que se libró Noé, su familia y los animales seleccionados, gracias al Arca que Dios le mandó construir, duró 40 días y 40 noches (Gn.7, 12).
+ Moisés, estando en el Sinaí, subió al monte a encontrarse con Dios, y en él permaneció 40 días y 40 noches (Ex. 24, 18).
+ El pueblo hebreo peregrinó 40 años desde la salida de Egipto hasta la entrada en la Tierra prometida (Dt. 8, 2).
+ Jesús de Nazaret, al comienzo de su vida pública, pasó 40 días y 40 noches preparándose en el desierto (Mt. 4, 2).
Pero volviendo al presente, ¿qué está significando esta cuarentena?
En primer lugar, una PRUEBA.
En general, estar sin salir de casa casi dos meses está resultando difícil para las familias que tienen que convivir 24 horas diarias en un piso pequeño; difícil para los niños pequeños que no entienden por qué no pueden ir a la calle; difícil para los adolescentes que no pueden estar con sus amigos y amigas, más que por el móvil; difícil para los jubilados acostumbrados a pasear mañana y tarde por el barrio, el pueblo o la ciudad; difícil en fin, para todos los que estábamos acostumbrados a tener actividad desde primera hora de la mañana hasta el atardecer.
Pero también está siendo una prueba para las familias que tienen algún ser querido hospitalizado al que no pueden ir a ver; está siendo una prueba para el que, con síntomas de coronavirus, tiene que mantenerse aislado en una habitación dentro de su casa; y está siendo una prueba, y una prueba dura, para los que pierden algún ser querido, del que no se pueden despedir, ni asistir a su entierro (más que un número pequeño de familiares), ni hacer un funeral.
También para nosotros ha sido una prueba dura perder a cuatro hermanos en menos de una semana, precisamente en la Semana Santa, más de Pasión que otros años. Creo que es justo recordarles adornados de sus virtudes y cualidades;ellos siguen vivos en nuestro recuerdo y en cuanto sea posible haremos el funeral que les debemos, y enterraremos sus cenizas con el cariño que se merecen.
Pero la cuarentena, además de una prueba, está siendo una OPORTUNIDAD.
Una oportunidad para crecer interiormente. Para entrar en uno mismo y descubrir la riqueza (o tal vez el vacío) de nuestro mundo interior. Acostumbrados al movimiento, la actividad y una vida volcada hacia el exterior, de repente nos vemos inmovilizados, sin nada urgente que hacer, y con horas por delante para pensar, leer y reflexionar. Seguramente nos habrá costado adaptarnos a este ritmo, pero habremos descubierto también que podemos dormir más, ver la TV, escuchar la radio, oír música, incluso hablar más con los más próximos (todo esto excepción hecha de los viatores activos en educación que tienen que atender a sus alumnos on-line u otros que seguís trabajando por ser considerados esenciales). En este ejercicio de introspección, yo mismo empecé a escribir mi autobiografía, que me está resultando interesante y agradable. Ejercicio que os invito a realizar, porque entrar en uno mismo puede llegar a ser apasionante.
También la cuarentena puede ser una oportunidad de purificación. Porque está siendo una cura de humildad, para la sociedad y para el individuo. Este parón pone de manifiesto, que las sociedades más desarrolladas de nuestro mundo, muy orgullosas de sus progresos científicos, tecnológicos, económicos, han sido recluidas en sus casas, cuando no en los hospitales, entre el miedo y el desconcierto, por un simple virus invisible. Este suceso ha revelado nuestra propia fragilidad, y todavía no alcanzamos a ver las posibles consecuencias de esta pandemia.
Y la cuarentena está siendo una ocasión para la solidaridad. La pandemia nos ha sacado de nuestro individualismo, y nos ha hecho tomar conciencia de nuestra pertenencia a la misma “aldea global”, nos ha hecho sentir miembros de una única y gran familia amenazada, nos ha permitido descubrir a los vecinos a los que apenas conocíamos, y en muchos casos ha sacado lo mejor de nosotros mismos para ayudar, acompañar, consolar, a los que lo están pasando peor. Incluso está situando en el centro a los mayores, que venían siendo relegados con frecuencia, tanto en las familias como en la sociedad. Hemos descubierto el valor de los trabajadores sanitarios, y quizá comprenda la sociedad y sus responsables que invertir en investigación es más necesario que nunca.
Incluso hay quien dice que la cuarentena es un tiempo del Espíritu, un tiempo de silencio para contemplar, para centrarnos, para reconocer lo verdaderamente importante.
¿Aprovecharemos la cuarentena? ¿Aprenderemos de esta experiencia? ¡Ojalá!
Jesús Arroyo, Superior Provincial