Os ofrecemos el testimonio de dos jóvenes novicios de los Clérigos de San Viator:
Por primera vez en mi vida, soy más consciente de la importancia que tienen los inicios de la vida religiosa. Esto, porque durante esta etapa de noviciado que estoy culminando, he podido descubrir el sentido de mi vocación. En este tiempo, pude discernir y tomar la decisión de ser un hermano Viatoriano; por lo que doy gracias a Dios y al P. Eduardo, que en este tiempo me fue acompañando e instruyendo en mi proceso de formación. Fue un proceso formativo muy peculiar, debido a la pandemia que ha cambiado radicalmente la vivencia en muchas cosas, y la vida religiosa es una de ellas. Sin embargo, toda esta realidad novedosa me ha permitido dedicar más tiempo a la vida espiritual; en eso pude aprovechar el tiempo. De igual manera, en este tiempo de aislamiento, pude reflexionar sobre mi experiencia de vida y mi relación con Dios. En este caminar tendré dificultades, pero cuando llegue ese día sé que no estaré solo. El Señor estará conmigo y contaré con el apoyo de mis hermanos de comunidad.
Luis Pedroza, novicio colombiano
En mi carta de petición de admisión al noviciado, lo definía como un tiempo donde pones frente a Dios tus dones y cruces. Creo que en este tiempo he podido cumplir con esa intención. Este año lo sintetizo en un crecimiento en amor a mi Congregación, mi Fundador y mis hermanos religiosos. He podido conocerme más e ir descubriendo cómo ser un religioso santo, un buen hijo del P. Querbes. Tengo muy claro que el camino es largo aún y cada día Dios me pide que responda el llamado a ser Clérigo de San Viator. Es por eso que mi meta en un futuro próximo es ser un hombro para mis hermanos religiosos, que me vean como un hermano dispuesto a poner todos sus dones para Cristo y la Congregación. Agradezco a todos lo que han orado por mí y a mi comunidad formativa que han sido, como dice San Francisco de Sales, cincel para mi santidad.
Fernando Pérez, novicio chileno