A partir del mes de marzo del año 2020, escuchamos la noticia de la pandemia de La COVID-19, fue un impacto de mucho miedo.
Tiempo muy difícil, cerramos la Iglesia por 3 meses, pero siempre orando mucho desde mi hogar. Escuchando la Radio Viator, tomando en cuenta la motivación que transmitían los hermanos sacerdotes y religiosos. Por medio de la
Eucaristía y otros programas, celebramos toda la cuaresma muy diferente, pero todo muy bonito en familia desde casa. Era tiempo de cuidarse ya que la pandemia estaba contagiando a mucha gente, incluyendo a varios familiares muy cercanos y amigos. Algunos de ellos sobrevivieron al contagio y otros lamentablemente murieron.
A pesar de las circunstancias nuestro deseo era volver a celebrar y se acercaba una fecha importante para nuestra comunidad: la fiesta de nuestra Patrona. Y es así como el 27 de junio se celebró la Eucaristía en honor a nuestra Patrona la Virgen del Perpetuo Socorro. Por prevención fue una celebración a campo abierto.
A partir del mes de agosto empezamos nuevamente a reunirnos en comunidad con poca presencia ya que la pandemia aún continúa y muy fuerte en esta comunidad. Pero estamos tratando de retomar los compromisos con el apoyo del Padre Víctor, que en todo momento ha estado muy de cerca animándonos.
Me ha tocado asumir sola los compromisos como Delegada de la Palabra, ya que mi hermano delegado es sobreviviente de este virus y aún sufre secuelas. Agradezco a Dios porque me ha cuidado para seguir de pie procurando cumplir con mis servicios hacia Él y hacia mis hermanos.