Queridos hermanos y hermanas:
Como muchos de ustedes, he seguido las noticias de Haití tras el devastador terremoto que ha asolado el país hace menos de una semana. Las escenas procedentes de Haití son desgarradoras, ya que describen la pérdida de vidas y bienes sufrida por el pueblo haitiano en esta catástrofe natural. Les ruego que se unan a mí para recordar especialmente en la oración a todos los que han sufrido y muerto, y a los miles de personas que siguen sin hogar.
Hace unos días, envié un mensaje al Padre Dudley Pierre, Superior de la Fundación de Haití, en nombre del Consejo General. Le aseguré las oraciones y la solidaridad de todos los miembros de la Congregación y que, junto con nuestros hermanos y hermanas, permanecemos cerca de ellos en la oración en estos días difíciles. Les expresé la esperanza de que todos los viatores estén a salvo en Haití. Hoy he recibido el siguiente mensaje del Padre Pierre:
«En nombre de todos mis hermanos y hermanas que forman la Comunidad Viatoriana, le agradezco mucho sus palabras en un momento tan difícil para el pueblo haitiano. Pero como la esperanza está siempre en nuestros corazones, estamos convencidos de que llegará el día en que el Señor Todopoderoso diga una palabra para la restauración de este país que tanto ha sufrido. Le damos gracias porque todos estamos sanos y salvos. Sin embargo, no podemos alegrarnos al ver a nuestros hermanos y hermanas haitianos que siguen sufriendo.
Gracias de nuevo, Padre General, por sus palabras de consuelo, por su atención pastoral y sus oraciones. Le envío mis cordiales saludos…»
Sigamos manteniendo presentes en nuestras oraciones y buenos pensamientos a nuestros hermanos y hermanas de Haití. Que la comunidad mundial pueda aportar pronto su ayuda a todos los necesitados y que el Señor siga apoyando a los que permanecen en las ciudades de Haití.
Afectuosamente en San Viator,
Robert M. Egan, CSV
Superior General