Los Clérigos de San Viator se encargan de mantener en buen estado un espacio que le fue cedido por el Consistorio en su día y que combina los atractivos de un paraje en el que comparten protagonismo el patrimonio industrial y el natural y en el que se contempla a un tiempo el agua embalsada de Luna, la montaña, lo sabinares y elementos como un horno o una chimenea de la explotación que permaneció activa hasta 1961.