El Directorio dedica tres números (127-129) a la gran contribución de las mujeres a la catequesis. Tras destacar la valiosa aportación de las mujeres en las familias y comunidades cristianas (N. 127), el número 128 dice:
«Las mujeres con su originalidad animan frecuentemente las comunidades cristianas. Es preciso reconocer como esencial e indispensable su aportación al desarrollo de la vida pastoral. La catequesis es uno de los servicios en los que hay que admirar la gran contribución de las catequistas, que con entrega, pasión y competencia se dedican a este ministerio. En sus vidas, estas mujeres encarnan la imagen de la maternidad, sabiendo dar testimonio, incluso en los momentos difíciles, de la ternura y de la implicación de la Iglesia. Con sensibilidad particular son capaces de intuir el ejemplo de Jesús: servir tanto en las pequeñas como en las grandes cosas. Esta es la actitud de quien ha comprendido profundamente el amor de Dios hacia la persona humana y no puede hacer otra cosa más que derramarlo sobre el prójimo cuidando de las personas y de las cosas del mundo».
Muchas gracias, catequista mujer, por tu incomparable aportación a la transmisión de la fe.
Y todos damos gracias a María, nuestra Madre. Ella «brilla como catequista ejemplar, pedagoga de la evangelización y modelo eclesial para la transmisión de la fe» (Directorio, 428). Ella sigue acompañando nuestro ser y hacer como catequistas.
¡Gracias, Madre!