Y Manuel María Bru, en su ponencia del pasado Encuentro de formación, respondió que muchas cosas. Pero, inmediatamente centró su atención en la catequesis kerigmática. Recordaba que «el criterio que ha motivado la reflexión y la redacción de este Directorio tiene su punto de partida en las palabras del papa Francisco: Hemos redescubierto que también en la catequesis tiene un rol fundamental el primer anuncio o “kerigma”, que debe ocupar el centro de la actividad evangelizadora y de todo intento de renovación eclesial. (…) Cuando a este primer anuncio se le llama “primero”, eso no significa que está al comienzo y después se olvida o se reemplaza por otros contenidos que lo superan. Es el primero en un sentido cualitativo, porque es el anuncio principal, ese que siempre hay que volver a escuchar de diversas maneras y ese que siempre hay que volver a anunciar de una forma o de otra a lo largo de la catequesis, en todas sus etapas y momentos (…) Nada hay más sólido, más profundo y más denso que este anuncio». (Presentación del Directorio para la Catequesis citando Evangelii Gaudium, 164-165).
Y Manuel María finalizaba su respuesta compartiendo con nosotros algunas formulaciones del kerygma, que están en diálogo con la cultura actual. Así nos las expresó: “el primer anuncio es que Dios nos ama inmensamente (…)”. “El Misterio pascual de Cristo: anunciar a Cristo como el Hijo de Dios vivo que ha tomado nuestra condición humana, que nos ha transmitido la verdad de Dios y del hombre, y que ha muerto y resucitado por nosotros…” y, junto a esto, nos dijo: “que responda a las inquietudes humanas de quienes lo reciben, no sea que nos pase, como decía Benedicto XVI, que demos respuestas a preguntas que nadie se hace”. Concluía diciendo que este primer anuncio “toque el corazón de las personas y se muestre como respuesta vital a la búsqueda de sentido de la persona”, y esta búsqueda de sentido “se manifiesta de modo muy distinto en cada cultura y en cada contexto. Tenemos que aprender esos modos para poder encajar el primer anuncio”.
En resumidas cuentas: No debemos dar por hecho “el kerygma”, el “primer anuncio” en la catequesis. Tomamos nota.