Hace unos años, la Asociación Española de Catequetas (AECA) elaboró un documento sobre el nuevo paradigma de la iniciación cristiana en la nueva época que vivimos*. Concluye el documento con una mirada al futuro que aboga, entre otras cosas, por las pequeñas comunidades eclesiales, «que estarían más cerca de poder formar -en sus diversos niveles estructurales- esa añorada Iglesia “comunión de comunidades”».
Estas pequeñas comunidades serían «comunidades cercanas», donde «se cultiva la relación personal»; «células eclesiales vivas, de talla humana, con identidad cristiana, en comunión eclesial y en solidaridad, actitud de servicio y corresponsabilidad».
«Están formadas por personas “iniciadas”, en proceso de formación específica, con opción mantenida de pertenencia a dichos núcleos comunitarios concretos donde viven y celebran la fe, se sienten corresponsables de la comunidad más amplia en que están insertas y se comprometen en los ambientes donde transcurre el día a día».
Termina diciendo que estas comunidades “son necesarias para que el cristianismo sea un elemento significativo en la sociedad y cultura actual” y “son piezas clave para la vida y misión de la Iglesia”.
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*Asociación Española de Catequetas, Hacia un nuevo paradigma de la iniciación cristiana hoy, Cuadernos AECA, PPC, Madrid 2008, pp. 65-69.