Decía Cristóbal López, cardenal arzobispo de Rabat, en la revista Vida Nueva de comienzos de mes: «Nuestra catequesis ganaría mucho si se centrase más en la persona y menos en la doctrina». E ilustra esta afirmación con una anécdota de sus tiempos pastorales en el antiguo barrio de La Perona, Barcelona, entre 1973 y 1984.*
Pues sí, el Directorio para la Catequesis incide en este aspecto y así lo comenta Álvaro Ginel: «El matiz que añade el Directorio 2020 es la centralidad de la persona en su experiencia o ausencia de experiencia religiosa. El acto de comunicación de la fe no es un acto de imposición, sino proposición y de lento encuentro entre la vida de fe y la realidad de la persona llamada a conversión. Es la persona, en su integridad, la que es llamada y trabajada en su interior por el Espíritu del Señor».**
No está de más releer el nº 197 del Directorio: «La experiencia humana es parte constitutiva de la catequesis, tanto en su identidad como en su proceso, así como en su contenido y método, porque no es solo el lugar en el que resuena la Palabra de Dios, sino también el espacio en el que Dios habla. (…) Dios actúa en la vida de cada persona y en su historia, y el catequista, inspirado por el estilo de Jesús, se deja interpelar por esta presencia. Esto libera a la persona y a la historia de considerarse solo como destinatarios de la propuesta unilateral y la abre a una relación de reciprocidad y de diálogo, escuchando lo que el Espíritu Santo ya está realizando silenciosamente».
*Vida Nueva, nº 3292, 5-11/11/2022, p. 6. Si lo deseas, puedes leer el artículo completo en https://www.vidanuevadigital.com/blog/que-me-de-un-pastel-de-nata-cristobal-lopez-romero-sdb/
** AECA. Comentario al Directorio para la Catequesis. PPC, Madrid 2022, p. 53.