SÍGANME: Mi experiencia misionera en tres continentes
INTRODUCCIÓN
La vida humana es una vida en constante movimiento. Desde la antigüedad, el hombre se ha trasladado de un lugar a otro. En la Biblia, Dios invita a su pueblo a una historia de encuentro, a mudarse a la tierra prometida. Por eso, el cristianismo es una respuesta a la cuestión del encuentro, encuentro con Jesús y encuentro con los demás. Él, cuando dice “Síganme” a los Apóstoles, les invita a ir a otros lugares a realizar una misión. Podríamos decir, sigue recorriendo las calles de hoy pero siempre con el mismo estilo. El estilo de Jesús no es mandar, no da órdenes como un general, sino que invita y voluntariamente, con toda libertad, respondemos.
Entonces, este encuentro con Jesús no es un código moral, no es como un libro que una vez leído se deja, es más, es decir, es una noticia bella. Esta noticia bella es muy evidente en nuestra vida religiosa donde estamos llamados a ayudar donde hay necesidad. Decían los Padres de la Iglesia: “comprende que eres un universo en pequeño para todos”. Es decir somos misioneros sin fronteras. Esta es mi experiencia de “Síganme” y esta experiencia me llevará de África a Europa y de Europa a Sudamérica. Esta es una verdadera historia misionera, una historia de servicio, de apoyo y de amor.
DÓNDE VAMOS
Si la vida de un misionero no tiene fronteras, podemos decir que estamos invitados a tomar conciencia de la grandeza de esta obra misionera. Por decisión de nuestros líderes somos enviados lejos de nuestros lugares: “a anunciar a Jesucristo y su evangelio formando comunidades en las que se viva, se celebre y se profundice la fe”. Sólo eso es la inspiración del Espíritu. A menos que seamos guiados por el Espíritu Santo, no podemos hacer una obra efectiva en el campo misionero. El Espíritu Santo es misionero porque es quien capacita y empodera a su iglesia para llevar el Evangelio hasta lo último de la tierra: “pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y seréis mis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta en lo último de la tierra” (Hechos 1:8). Dejé el continente africano, también dejé su gente, su cultura y su comida. Me embarqué en la aventura del descubrimiento sabiendo que el Espíritu de Dios está conmigo.
Como misioneros cristianos, debemos tener presente que el mensaje que llevamos, sólo va a dar fruto cuando somos empoderados y guiados por el Espíritu Santo. Por eso, debemos ser conscientes de que no está en nuestras manos que las personas vayan a aceptar el mensaje de salvación, tenemos que recordar que quien convence es el Espíritu Santo.
PARTE DE ESPAÑA
No es ningún secreto decir que España es un país profundamente arraigado en en cristianismo y que relativamente todos llevamos dentro de nosotros esta identidad de “pueblo de Dios”. Es cierto que muchos pueden dudar de esta afirmación, pero el resultado se siente en todos los edificios de la ciudad y en las calles del barrio. Yo fui testigo.
Por eso, mi experiencia en España con mis compañeros fue un momento de gracia y alegría. Con muchas dificultades en la expresión lingüística, vi una fraternidad abierta que se expresa en la mayor sencillez. La obra Viatoriana habla por sí misma. El compromiso de todos en buena colaboración con los Asociados, hace de nuestra misión en España un ámbito que expresa el modelo Viatoriano en el carisma Querbesiano. Desde la escuela hasta la parroquia, desde las reuniones semanales hasta el trabajo de caridad, todos contribuyen a esta edificación de una gran casa de Dios. Cabe mencionar que nuestra parroquia tiene compromisos especiales: la parroquia de Vitoria es una Parroquia Integral, en el sentido de que el acompañamiento espiritual se refuerza con el acompañamiento mental y psicológico. También en la parroquia de Villaverde (Madrid), veo al padre Fernando recibir cada dos semanas y redistribuir alimentos benéficos a los vecinos. Es verdad que hay una cuestión de futuro que se plantea, pero el esfuerzo de mis hermanos demuestra este apego evangélico de hacer todo: “para la mayor Gloria de Dios”.
AL FINAL
Finalmente, obtuve mi visa para ir a Perú. Todos los viajes para recibir esta visa me dieron una idea de que el Perú es un país muy reservado para los extranjeros. Pero en el fondo estaba feliz de poder emprender este camino y esta misión que me agotaba. Me alegró poder visitar este país que lleva la huella de muchos Viatores desde hace más de 60 años. Estaba feliz de comenzar otra experiencia en otro continente.
TRAS LAS HUELLAS DE SAN MARTIN DE PORRES Y DE SANTA ROSA DE LIMA
Perú es un país de América del Sur que cubre parte de la selva amazónica. Aquí es donde se encuentra el famoso lugar turístico mundial “Machu Picchu”, una antigua ciudad inca ubicada en lo alto de los Andes. La región que rodea Machu Picchu, que abarca el Valle Sagrado, el Camino Inca y la ciudad colonial de Cuzco, tiene muchos sitios arqueológicos. En la árida costa del Pacífico de Perú se encuentra Lima[1], la capital, que comprende un centro colonial bien conservado e importantes colecciones de arte precolombino.
Donde la presencia de la Iglesia muestra un fuerte vínculo que existe entre este pueblo y la Iglesia Católica. La huella de la Iglesia se muestra en la presencia de las diferentes congregaciones y de los misioneros que han dado su tiempo y su empeño en el anuncio del Evangelio, a través de la predicación y las obras de caridad. Es en esta perspectiva que los Clérigos de San Viator vinieron hace más de sesenta años para acompañar en el anuncio del Evangelio. A día de hoy, se encuentran solo en dos regiones (Lima y Cajamarca) donde viven los viatores.
CLÉRIGOS DE SAN VIATOR A EN PERÚ
Los Clérigos de San Viator fundan su primera comunidad en el Perú en septiembre de 1959, en Cerro Alegre (Cañete)[3]. En 1960 nos hacemos cargo del Colegio San José y de la capellanía de la Hacienda de Cerro Alegre; en 1962, del Puericultorio Pérez Aranibar; en 1965, de la parroquia de Quilmaná; en 1967, de la parroquia de Collique (Comas) y en 1971 se comienza a colaborar con los franciscanos en la Selva. En 1993, tras un breve período en Huaraz, nos hacemos presentes en Yungay; el año 2006, en Cutervo (Cajamarca) y el año 2012, en Huancayo (Junín)[4]. Es muy conmovedor saber que durante más de sesenta años mucho han cambiado las cosas desde entonces. Actualmente nuestra misión en Perú se va a dejar y estoy preparándome para empezar mis estudios. Acabo de llegar y me preparo para marchar. Qué pena.
MISION VIATORIANNA EN CUTERVO
Cutervo es una de las provincias de la región de Cajamarca y cuenta con 14 distritos. La Capital de la Provincia lleva este mismo nombre: CUTERVO. La calle principal lleva el nombre de la fecha de creación de la Provincia: “22 de octubre” de 1910[5]. Nuestra misión se realiza en la promoción de la calidad de la vida litúrgica; la predilección por el mundo de los jóvenes, especialmente los menos favorecidos o excluidos en la sociedad. El compartir incluso bienes materiales para el cuidado de la comunidad viatoriana y el mejor ejercicio de la misión.
Este año, con mi presencia, los Clérigos de San Viator asumimos la responsabilidad de dos capillas cerca de la comunidad. Estas dos capillas son los lugares donde celebramos misa todos los sábados y domingos, son los lugares de evangelización y servicio a la iglesia local.
Si hay un lugar en el Perú que simbolice hoy día la presencia viatoriana es Cutervo. Un pueblo de la montaña, donde llueve todo el tiempo, en la provincia de Cajamarca, a más de mil kilómetros de Lima. Pero no solamente encontramos un desplazamiento geográfico en nuestras inserciones, también un desplazamiento en el tipo de inserciones: de un inicio más ligado a lo escolar a un casi exclusividad parroquial, y a una vuelta a la pastoral local y misión de desarrollo humano integral.
UNA PERSONA MORENA VESTIDA CON PONCHO
Hago poco en Perú, pero estas pequeñas cosas me han dado mucha experiencia muy rica en el sentido de contenido pastoral y humano. Imagina a una persona negra vestida de pueblo guerrero (Poncho). Este vestido marca a un pueblo montañés que vela por sus propiedades, su agricultura y sus animales. El trabajo de la tierra marca la vida de estas personas para que la naturaleza les permita vivir mucho tiempo.
Conocí a un pueblo muy empoderado para respetar las cosas sagradas, para transmitir su fe simbólica y enérgica. Vio la existencia de Dios como parte de su vida diaria. Porque un pastor no es sólo para ellos un hombre de Dios, sino un portador de la palabra de Dios. Así como la fe de este pueblo se manifiesta en su actitud, también podemos señalar que esa actitud tiene muchas fes muy frágiles, por no decir efímeras. Como ser humano he visitado a muchos en su soledad y abandono, he compartido las historias traumáticas de algunos, especialmente de las mujeres despreciadas en sus hogares y de otros que viven en una peligrosa separación. En todas sus circunstancias, hay muchos que se alegran de ver un pastor de un color diferente, también hay otros cuyo color de piel les resulta un problema. A decir verdad, percibí el racismo en sus contenidos. Pero es un momento para mí conocer la situación de Jesús cuando exclamó: “Dios mío, si quieres, aparta de mí este cáliz de dolor. Pero que no se haga mi voluntad, sino la tuya” ( Lc 22, 42). Creo que la voluntad de Dios es ver más allá del pensamiento humano, ir más allá del dolor humano, transformar el mal en bien.
CONCLUSIÓN
Ahora que escribo este artículo, nuestra misión está oficialmente cerrada. No sabía que tras ocho meses en esta tierra tendríamos que partir. Mirando hacia atrás y la historia que lleva esta misión, podemos llorar: ¡qué pena!
Pero “la Vida es un regalo de Dios y debes sentirte privilegiado de que el Señor sea tu creador”, de la misma manera, nuestra misión es un regalo de Dios y debo sentirme privilegiado de participar aunque sea pequeño. Nuestra vida es un regalo de Dios. Nadie planificó su propio nacimiento sino que nació por decisión de otros. De la misma manera, como misioneros, nadie planificó su propia misión.
Señor, te doy gracias por el don de la vida. Este regalo debemos cuidarlo construyendo nuestra vida de forma responsable y dar los frutos que se esperan de nosotros. En las decisiones de nuestra vida debemos tomar en cuenta que si Dios nos ama entonces nuestra vida tiene sentido. Por ende, podemos superar cualquier cosa para cumplir con nuestra misión encontrando el sentido de nuestra vida. Somos instrumentos del trabajo de Dios.
OGUDO KINGSLEY UCHENNA CSV
27 de diciembre de 2022
[1] Árbol tropical de tronco retorcido, hojas brillantes, flores blancas, pequeñas y olorosas y fruto esférico más pequeño que el limón, corteza lisa y amarilla y pulpa jugosa, de color verdoso.
[2] «La primera iglesia del Pacífico Sur se encuentra en Colán, en Piura». Radio Programas del Perú (Rpp.pe). 31 de agosto de 2012. Consultado el 4 de octubre de 2021.
[3] 3 Historia de Viatores en Perú, documento de conocimiento de las obras viatoriana de Perú, communidad de San Cristobal Collique, 2002, pg. 15, Lima
[4] 3 Historia de Viatores en Perú, documento de conocimiento de las obras viatoriana de Perú, communidad de San Cristobal Collique, 2002, pg. 16, Lima
[5] https://www.travelandes.com › peru › guias-turisticas, 2019