Juan Carlos Carvajal titula así uno de los presupuestos del “Acompañamiento en la catequesis iniciática”*. A partir del pasaje de Emaús, Carvajal nos dice que «Jesús resucitado, “el compañero de Emaús”, pone la condición y revela el método que sus discípulos han de seguir para iniciar a otros en los misterios de salvación que él ha consumado en su Pascua». A continuación, recordando el n. 98 del Directorio General para la Catequesis de 1997, dice: «Jesucristo no solo es el contenido (de la catequesis): “La tarea fundamental de la catequesis es mostrar a Cristo: todo lo demás en referencia a él”; sino que, además (como dice Juan Pablo II), él es el verdadero acompañante-catequista que sigue revelando y haciendo partícipes a sus discípulos de su propio misterio: “El único que enseña es Cristo, y cualquier otro lo hace en la medida en que es portavoz suyo, permitiendo que Cristo enseñe por su boca” (Catechesi tradendae, 6)».
Catequista: eres la mediación del gran acompañante que es Jesucristo. Siéntete tú también acompañada, acompañado por Él. Qué bueno que tú seas ese lazo, el puente que hace posible el encuentro del Señor con tus catequizandos para que, como luego dice Carvajal, “estos se vayan identificando y vinculando a quien es su único Maestro y Señor”. ¡Gracias, catequista, mediadora, mediador del acompañamiento de Jesucristo! ¡Muchas gracias!
* Juan Carlos Carvajal Blanco, El acompañamiento en la catequesis iniciática. Elementos para su articulación. En Asociación Española de Catequetas (AECA), El acompañamiento en catequesis (Didajé, n. 16), PPC, Madrid 2019, pp. 19-20.