Dice el cardenal Osoro: «… Porque el secreto de nuestra Madre estuvo en la Palabra de Dios. Ella acogió la Palabra. Y hoy, o volvemos al secreto de nuestra Madre, o el futuro está muy… Hay que volver a acoger la Palabra, llenarnos de la Palabra; hay que volver a decirle al Señor como la Virgen María: “Hágase en mí según tu Palabra”. Y la Palabra se va haciendo carne en nuestra vida, carne de nuestra carne, se va haciendo realidad en nuestra vida… La Palabra de Dios tiene que ser algo que llevamos en el bolsillo; hoy hay libros que no son muy grandes y los podemos llevar en el bolsillo de la chaqueta, y sacarlos y leer un teto del evangelio de cada día y hacerlo vida, vivir de ello nosotros. Porque este fue el secreto de la primera discípula de Jesús, y de la primera catequista, porque la primera catequista, daos cuenta, fue María, que fue la que remite a “Haced lo que él os diga en un momento y unas circunstancias como las bodas de Caná, que no podía hacerse fiesta… Como las circunstancias de ahora, que hay que hacer fiesta en este mundo, que el mundo está triste,(…). Y la vocación de catequista es la más bella, porque es la de María: “Haced lo que él os diga”. Os remito a esto».*
¡Enhorabuena, catequista, por la belleza de tu vocación! Tómate otro minuto y aprovecha para darle las gracias a Dios por tu vocación. Y hazlo de la mano de María, nuestra Madre.
* Carlos Osoro Sierra, Cardenal Arzobispo de Madrid, Catequistas con corazón. Ed. PPC (Didajé, 39), pp. 33-34.