Continuando “Acoger la Palabra, como María” del ‘minuto’ anterior, leemos en el nº 283 del Directorio para la Catequesis: «La Palabra de Dios es el pan cotidiano que regenera y alimenta continuamente el camino eclesial. “La Iglesia se funda sobre la Palabra de Dios, nace y vive de ella. A lo largo de toda su historia, el Pueblo de Dios ha encontrado siempre en ella su fuerza, y la comunidad eclesial crece también hoy en la escucha, en la celebración y en el estudio de la Palabra de Dios” (BENEDICTO XVI, Exhortación apostólica postsinodal, Verbum Domini, 3). El primado de esta Palabra pone a toda la Iglesia en “religiosa escucha” (DV 1). María es modelo del Pueblo de Dios, la Virgen de la escucha, que «conservaba todas estas cosas y las meditaba en su corazón» (Lc 2,19). Así pues, el ministerio de la Palabra nace de la escucha y se educa en ese arte de escuchar, ya que sólo el que escucha puede anunciar. “Toda la evangelización está fundada sobre ella [la Palabra de Dios], escuchada, meditada, vivida, celebrada y testimoniada. Las Sagradas Escrituras son fuente de la evangelización” (Evangelii Gaudium 174)».
María escuchó como nadie la Palabra de Dios y sólo ella gestó esa Palabra hecha carne en Jesús. Escuchando la Palabra de Dios, como María, seguro que tú también escucharás mejor a tus catequizandos y sus familias, y así anunciarás con mayor convicción y fervor a Jesucristo, Palabra del Padre, Buena Noticia para toda la humanidad. Que María acreciente tu capacidad de escucha.