«La escucha acogedora afecta a todos los integrantes del proceso catecumenal. (…) Sin escucha, no hay provocación interior ni conocimiento de Jesús. En el caso del acompañante, la escucha de lo que sale de la boca de cada miembro del grupo es factor indispensable para conocer a cada catecúmeno y al grupo. El catecúmeno escuchado se siente respetado, acogido, valorado. ¿Para qué hablar si nadie guarda mi palabra en su corazón? ¿Para qué hablarme-decirme si nadie me acoge en sinceridad y en profundidad? Además, la escucha atenta por parte del acompañante le permite elaborar el mejor itinerario para el grupo (…) Es tarea específica del acompañante elaborar un itinerario real, lo que le exigirá romper el orden en que los encuentros están editados (Aunque el autor se refiere al itinerario elaborado por el Secretariado de la Subcomisión Episcopal de Catequesis, podemos aplicarlo cada uno a los materiales que empleamos…). Es el trabajo que Pablo realiza en la comunidad de Corinto».*
En los últimos días de junio cerraremos, muy probablemente, el curso pastoral. Es momento de evaluaciones: tanto personales como grupales, de catequistas y catequizandos. Qué bueno que mantengamos esa escucha acogedora con nuestros catequizandos y sus familias, y también dentro del equipo de catequistas. Con esa escucha acogedora podremos evaluar con mayor conocimiento y una perspectiva más profunda. Y así, esperamos mejorar nuestra catequesis para el próximo curso. ¡Buena y provechosa evaluación!
* Ginel, Á. en Asociación Española de Catequetas (AECA), El acompañamiento en catequesis (Didajé, n. 16), PPC, Madrid 2019, p. 78.