Dice el nº 283 del Directorio general para la Catequesis: «La Palabra de Dios es el pan de cada día que regenera y alimenta continuamente el camino eclesial.(…) El primado de esta Palabra pone a toda la Iglesia en «religiosa escucha» (DV 1). María es modelo del Pueblo de Dios, la Virgen de la escucha, que «conservaba todas estas cosas y las meditaba en su corazón» (Lc 2,19) ). Así pues, el ministerio de la Palabra nace de la escucha y se educa en ese arte de escuchar, ya que sólo el que escucha puede anunciar. “Toda la evangelización está fundada [sobre la Palabra de Dios], escuchada, meditada, vivida, celebrada y testimoniada. Las Sagradas Escrituras son fuente de la evangelización” (EG 174). Al igual que María, también la Iglesia profesa “Hágase en mí según tu palabra” (Lc 1,38). Se pone así al servicio de la Palabra del Señor, se hace su custodia. El Señor mismo se la confió, no para que la escondiera, sino para que resplandezca como una luz para todos».
Como María, tu ministerio de catequista es tu forma de entregar tu vida al servicio de la Palabra. ¡Qué grandeza la tuya! Heredera de la grandeza de María, la sierva del Señor, que dio vida a su Palabra. Que en este mes de María, el Señor te conceda la gracia de sentir cómo nuestra Madre ilumina y conforta tu ministerio de catequista. Que encuentres siempre en ella amparo y comprensión en las dificultades, alegría y satisfacción en los frutos pastorales. Cuenta siempre con ella. ¡Buen mes de María!