El venerable Luis Querbes había ingresado en el Seminario de San Ireneo en Lyón (Francia). Realizó con éxito brillante sus estudios teológicos a pesar de que su mala salud lo condenaba cada año a frecuentes intervalos de descanso con su familia. En esta época se había creado entre los sacerdotes y los seminaristas de la diócesis una corriente hacia la Compañía de Jesús. El P. Luis fue sensible a esta corriente. Debió renunciar al designio que tenía y que ya había comenzado a ejecutar por su parte porque había ido al noviciado recientemente abierto por los jesuitas.
Recibió las órdenes menores en 1812 y el subdiaconado en 1815. Como había terminado la teología pero no tenía la edad requerida para recibir el diaconado dejó el seminario para ir a San Nicecio a la escuela clerical, pero esta vez como profesor. El 21 de julio de 1816 el venerable Luis Querbes recibió el diaconado después de haber expresado su “temor ante la dignidad que le va a revestir y lo indigno que él se reconoce a causa de sus iniquidades pasadas y a sus defectos presentes y especialmente una gran sensibilidad y una vinculación demasiado viva que siente hacia sus familiares”. Detalla sus “resoluciones”; se refieren sobre todo a sus ocupaciones y a los ejercicios de piedad diario. Formula también las gracias que desearía recibir: “pido al Espíritu Santo que ha de descender sobre mí, especialmente el espíritu de fortaleza y de vigor que son las virtudes principales del diácono, el espíritu de recogimiento y oración para preservarme de los peligros de la disipación hacia la que me arrastra la excesiva libertad que tengo, el espíritu de humildad y de dulzura para comportarme como conviene con mis superiores y con mi semejante, para reprimir mi actitud, para alegrar mi semblante sombrío y monótono y para alejar las ideas tristes que me persiguen. Fue ordenado sacerdote el 17 de diciembre de 1816 por monseñor Dubourg.