El padre Querbes vivió una experiencia que cambiará su vida. En el año 1824 recibió en su casa al joven Pedro Magaud, antiguo Hermano de las Escuelas Cristianas que había dejado la congregación.
Pedro Magaud se mostró útil. Abrió la escuela de niños, secundo al padre Querbes en la Iglesia, en la sacristía y con los niños como catequista. Los resultados fueron buenos y satisfactorios para las dos partes. Para el padre Querbes, Pedro Magaud se había convertido en su cantor, sacristán, catequista y compañero.
El venerable Luis Querbes, que era un hombre activo y práctico, pensó en una formación para los maestros de las parroquias vecinas. Eran reuniones pedagógicas, pero en ellas se abordaba la formación moral y espiritual. Además, elaboró un método de lectura titulado “ABC de las pequeñas escuelas”. Después vendrá el “cálculo de las pequeñas escuelas”.
Más tarde, Luis Querbes escribe: “me sorprendía pensando lo ventajoso que sería procurar a mis hermanos unos maestros y compañeros parecidos al que yo había tenido la dicha de tener entonces”.
El proyecto condujo a Luis Querbes en direcciones inesperadas y hacia una carrera que no había imaginado. Por otro lado, Pedro Magaud acabó marchándose para entrar en el seminario. Fue ordenado sacerdote en 1841.