Recordamos que el venerable Luis Querbes, siendo párroco en Vourles (Francia) se dio cuenta de una necesidad que había en el pueblo: era necesario que los niños recibieran una educación, de calidad y cristiana.
Escribe nuestro fundador: “hace falta una educación religiosa no solamente en las ciudades y en los pueblos donde llegan otras congregaciones sino también en las más pequeñas parroquias donde solamente puede ir el maestro aislado“. Es sobre todo esta laguna la que nuestra institución está llamada a colmar.
Los Clérigos de San Viator están destinados a los pobres y van a buscarlos. No se fundará ninguna escuela en ciudades. Aunque se abran algunos pequeños centros en ciudades, se trata de centros industriales donde la población conoce condiciones de vida mediocres o bien se trata de una obra en favor de los pobres.
No debemos olvidar qué no solamente existe la pobreza económica, sino que también existe la pobreza de las limitaciones físicas, psicológicas, afectivas, vidas privadas de sentido.
La preocupación del padre Querbes por los pequeños va ligada con la búsqueda y la experiencia del Dios vivo. El ejemplo viene del Señor que ha elegido a los pobres, los pecadores, los excluidos de su tiempo para revelarles la ternura del Padre. La periferia es el lugar prioritario del anuncio de la Buena Noticia del Reino. Quizá no tenemos que ir muy lejos para encontrar a los pobres ni debemos vivir situaciones excepcionales, los pobres existen también en nuestros grandes colegios y en nuestras hermosas parroquias.