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- Fecha de creación 5 enero, 2021
- Última actualización 5 enero, 2021
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La segunda Asamblea General de la Comunidad viatoriana, celebrada en Bogotá en 2011, realizó una relectura de las principales etapas que han marcado su recorrido en las últimas décadas. Desde la aprobación de la Constitución de los Clérigos de San Viator (1983) hasta hoy, el camino se ha ido despejando conduciéndonos a una verdadera participación del carisma común que fundamenta la Comunidad viatoriana. Es él quien reúne a religiosos, laicos o ministros ordenados en este “espacio asociativo experimental” que es la Comunidad viatoriana. Nuestra caminar comunitario, siempre en fidelidad a esta idea tan querida por el P. Querbes, de asociarnos a otras personas, conlleva una hermosa creatividad eclesial. Se basa en la igualdad fundamental de los hijos de Dios y de las relaciones complementarias entre nosotros; esto nos confirma en la misión que la Iglesia nos confía. Más que nunca, debemos estar decididos a construir entre nosotros y con la gente de nuestro entorno “comunidades donde la fe, se viva, se profundice y sea celebrada” y donde todos estén llamados a la corresponsabilidad. Consciente de su itinerario, la Asamblea General de Bogotá celebrada en febrero de 2011 presentó al 29 Capítulo general un texto revisado de la Carta de la Comunidad viatoriana. El Capítulo lo acogió y adoptó sin modificaciones, deseando de este modo respetar los consensos a los que había llegado la Asamblea general de 2011. Sin embargo, el Capítulo ha deseado que se añada un texto de clarificación sobre las formas de pertenencia a la Comunidad viatoriana. Lo encontraréis como anexo a la Carta. Aunque oficialmente no forma parte de la misma Carta, este anexo ofrece una clarificación importante sobre aquello que crea la pertenencia a la Comunidad viatoriana. Corresponderá a una futura Asamblea General decidir la eventual incorporación del citado texto al texto de la Carta. Es importante recordar el carácter experimental de la Comunidad viatoriana. Existe desde 1994 y donde quiera que exista produce frutos en la Iglesia. Sin embargo, se acordó claramente que debemos continuar su experimentación, al mismo tiempo que continúan las consultas necesarias en vistas a su reconocimiento oficial, cuando llegue el momento oportuno. A pesar de esta aclaración jurídica, los consensos normativos que ha experimentado esta Carta tienen una fuerza máxima de convicción y debe comprometer a todos los Viatores a formar parte de la vida y misión de la Comunidad viatoriana. Nuestra ruta sigue y seguirá evolucionando; la Carta se irá clarificando durante el recorrido. Sigamos viviendo una relación dinámica con este texto de referencia y dejémosle todo el espacio para que nos inspire constantemente lo que queremos llegar a ser juntos en fidelidad al carisma que el Padre Querbes nos confía. Por la presente, y en conformidad con la Decisión N º 4 del Capítulo General de 2012, yo reconozco este texto, en adelante, como la Carta de la Comunidad viatoriana.
¡Adorado y amado sea Jesús!
Alain Ambeault, c.s.v. Superior general
Roma, 11 de septiembre 2012
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