Esta pregunta se hacía Miguel López Varela* −Delegado de Catequesis de la Archidiócesis de Santiago− hace un par de años. Y decía: «No cabe duda de que la catequesis, sobre todo infantil, es la forma de educación cristiana en la fe más difundida en las parroquias. Una educación que, aunque sea solo de manera inconsciente, acabamos realizando al modo escolar. (…) Este planteamiento de la catequesis no es malo, pero es del todo insuficiente. Porque la catequesis prepara para la vida cristiana, la vida de la fe; y esta no es solo cuestión de conocer. Menos aún se puede dejar a la improvisación cuando el ambiente social y cultural ya no ofrece facilidades para ser y vivir como cristianos. Por eso, con acierto, Tertuliano, un autor de los primeros siglos de la Iglesia, afirmaba que “los cristianos no nacen, se hacen” (…). “Se necesita aprender a vivir toda la vida de fe, la vida cristiana”, y esto requiere “un proceso o itinerario de iniciación cristiana por el que se muere al hombre viejo para renacer como una “criatura nueva” (2Co 5,17), a la vida del Espíritu».
Continuaba Miguel López Varela diciendo que este aprendizaje debe estar inspirado en el catecumenado, «un aprendizaje eminentemente práctico, similar al entrenamiento o ejercitación deportiva y a la educación física (…). Es la hora, por lo tanto, de cambiar de mentalidad y pasar de la teoría de ser cristianos a la praxis; es la hora de pasar de la enseñanza de la fe al entrenamiento en la fe para la vida cristiana. Por eso, más que de sala-aula de catequesis y de enseñar la fe, debemos hablar de sala-gimnasio y de entrenar para la vida cristiana. Solo así podremos contribuir a iniciar en la fe a nuestros niños, jóvenes y adultos».
*Miguel López Varela: ¿Una catequesis que entrena en vez que enseña?, Catequistas 286 (2020), 21-24.
¡Tenemos el reto de hacer de nuestra catequesis un gozoso entrenamiento para la vida cristiana! ¡¡¡Mucho ánimo, catequista!!!