Extraemos este trocito de la ponencia del cardenal Carlos Osoro, Arzobispo de Madrid, en el “Encuentro de Catequistas” celebrado el pasado 29 de octubre en la parroquia San Juan de la Cruz:
«La catequesis misionera (…) es una catequesis que muestra la importancia que tiene la coherencia en la vida (…). Una catequesis que cuando la noticia del Señor empapa mi vida me hace mirar todo con una novedad absoluta (…). Una catequesis que se inserta en la vida de la comunidad (…). Una catequesis que nos hace testigos del Señor, porque si no coge el corazón y nos mueve… Por decirlo de alguna forma, hay una diferencia radical entre el turista y el residente. Podemos hacer una catequesis para turistas, enseñamos cosas y a veces no decimos todo (…). Para el cristiano, la catequesis, el conocimiento del Señor es su identidad, es su vida, ese es un residente. El turista es como ver una pieza de arte, le gusta, la fotografía, pero no cala en su corazón, no cala en su vida, es una pieza más de las que hay. (…) ¿Seremos capaces de hacer una catequesis que pase de hacer turistas a hacer residentes en la vida de la Iglesia? Hacer residentes, significa identificarse no con una pieza del pasado y, que es bueno hacerla y lo hacemos de costumbre, sino al residente se le moviliza el corazón, se le movilizan las entrañas. Es necesario afirmar, pues, que no podemos ser catequistas para hacer turistas, hacen la Primera Comunión y se marchan».