Dice Juan Carlos Carvajal: «La expresión “acompañamiento eclesial” apunta a un doble sentido: “Acompañamiento de la Iglesia”, es decir, el acompañamiento que la comunidad cristiana en su conjunto debe realizar respecto a sus nuevos miembros. (…) La comunidad cristiana está llamada a tejer una trama de relaciones fraternas entre las que destaca, evidentemente, la del catequista y el padrino, pero en la que los demás miembros (…) también se han de hacer cercanos. Y el “acompañamiento hacia la Iglesia”, esto es, el acompañamiento que tiene por objetivo que los que son iniciados puedan concluir su iniciación incorporándose en la comunidad eclesial. Aquí, tiene un papel fundamental el catequista. (…) Evidentemente, estos dos sentidos son complementarios: solo una comunidad que acompaña podrá ser reconocida como destino por aquellos que son iniciados a la fe y, por otro lado, estos solo se sentirán atraídos por la comunidad si al ser acompañados reconocen en ella el misterio divino que tanto anhelan».*
Catequista: Qué importante es que tanto nosotros como nuestros catequizandos vivamos esas relaciones fraternas en nuestras respectivas comunidades y que las cultivemos en los propios grupos de catequesis. Que nuestros catequizandos vayan percibiendo que su comunidad cristiana, parroquial o colegial, es una comunión de comunidades.
* Juan Carlos Carvajal en Asociación Española de Catequetas (AECA), El acompañamiento en catequesis (Didajé, n. 16), PPC, Madrid 2019, p. 38.