Dice Juan Carlos Carvajal: «En la nueva etapa evangelizadora en la que nuestras comunidades cristianas están comprometidas, también la catequesis debe estar regulada por el imperativo del anuncio. (…) En efecto, el kerigma, al hacer presente a Jesús, activa toda la actividad catequizadora con esa Presencia. Primero, para favorecer el encuentro, después, para promover la opción por su seguimiento y, por último, para ayudar a que el propio kerigma se haga carne y el discípulo se configure con su Maestro y Señor. El kerigma debe estar latiendo a lo largo de todo el proceso catequético, pero según el momento de este proceso debe latir de un modo o de otro».*
Como dice el papa Francisco en Evangelii Gaudium, 110: “No puede haber auténtica evangelización sin la proclamación explícita de que Jesús es Señor, y sin que exista un primado de la proclamación de Jesucristo en cualquier actividad de evangelización”. Qué bueno que continuemos encontrándonos con nuestro Señor cada uno de nosotros, corazón a corazón, y que así lo transmitamos a nuestros catequizandos para que también sus corazones latan en la misma frecuencia del corazón de Jesús y, aunque, como hemos leído a Juan Carlos Carvajal, según el momento “el kerigma… debe latir de un modo o de otro”, nuestro Señor tiene la habilidad de ponerse en la frecuencia de cada uno de nuestros corazones.
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